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La humanidad, la tecnología y su relación con la naturaleza
Crédito: Pixabay en pexels.com
En la actualidad, el mundo está cambiando a un ritmo tan acelerado que todos vamos a necesitar prepararnos cada vez más para poder adaptarnos a los cambios tecnológicos que van transformando a nuestras vidas. Las revoluciones industriales son el más claro ejemplo de cómo estos cambios transformadores se han venido dando cada vez más rápido que el anterior.
De hecho, los cambios entre las 3 primeras revoluciones industriales tardaron cerca de 1 siglo en consolidarse, lo cual daba una mayor oportunidad a las personas para adaptarse. Hace 275 años la primera revolución industrial introducía a nuestras vidas las primeras máquinas, 100 años después la electricidad potenció a estas máquinas para no depender de la fuerza humana, y 100 años más tarde la electrónica ayudó a que estas máquinas pudieran programarse. Sin embargo, la cuarta revolución industrial solo tardó 50 años, y a inicios de los años 2000, la introducción de las telecomunicaciones permitió que las máquinas alrededor del mundo estuviesen conectadas.
Este ritmo de cambio se ha acelerado de nuevo y en los últimos 25 años, la quinta revolución industrial está trayendo consigo a máquinas potenciadas por la inteligencia artificial. Varias empresas de consultoría y organismos internacionales recomiendan desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la negociación, la comunicación efectiva, y la creatividad para adaptarse a esta realidad. Estas habilidades humanas son las más difíciles de automatizar por las máquinas, pero considero que será mucho más crítico que sepamos manejar a estas máquinas para encontrar soluciones a los problemas que atraviesa el mundo.
Puede sonar paradójico que todos estos cambios que han sido positivos para la humanidad, han tenido un impacto negativo en el medio ambiente. La explotación de recursos y el consumo de combustibles fósiles para generar energía, crearon un desequilibrio ambiental en donde cada vez más le cuesta al planeta producir lo que consumimos cada año. The climate clock es una iniciativa que sostiene que el mundo tiene hasta finales del 2027 para hacer una transición de los combustibles fósiles a energías renovables, para evitar que los efectos del cambio climático sean irreversibles.
Los recientes cortes de electricidad en Ecuador plantean una realidad incómoda. A pesar de que nuestra producción eléctrica es una de las más limpias en el mundo al generarse en cuencas hidroeléctricas, hemos experimentado el impacto del calentamiento global de manera directa por los extensos períodos de sequía en estas zonas. Adicionalmente, hemos notado que nuestra capacidad de adaptación a estos cambios climáticos es muy baja, ya que estamos contribuyendo al problema con un sector industrial y comercial que ha invertido altas sumas de dinero en adquirir generadores eléctricos que utilizan combustibles fósiles.
La creatividad humana nos ha traído grandes riquezas a lo largo de la historia, lo cual ha permitido que la humanidad pueda crecer y desarrollarse rápidamente. No obstante, esta riqueza tiene una estrecha relación con la naturaleza, por lo que tenemos unos cuantos años para revertir el impacto de un siglo y medio de dependencia en los combustibles fósiles. Es grato saber que las mayores innovaciones e inversiones en los últimos años surgen como respuesta a esta necesidad como parques eólicos, autos eléctricos e incluso chips cada vez más pequeños y con mayor capacidad de procesar información. Aunque el tiempo es corto y el camino es largo, solamente nuestra creatividad nos ayudará a crear cambios que sean significativos para nosotros y la naturaleza.
Fecha:
15 de diciembre de 2024
Autor:
Aaron Sanchez,
CEO de CreditAccess
MPP 2016, Universidad de Chicago